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La mecanicidad

El cuerpo està preparado para funcionar sin la conciencia. Respira, camina, corre, si es necesario.
Los ojos si estan abiertos ven, los oìdos, que no cierran solos, escuchan.
A travès de estas ventanas, ese cuerpo se ve afectado, tocado, modificado.
Y la "màquina" habla, duele, grita, se tuerce, se enrosca.
La afectaciòn en cada quièn, construirà un cuerpo particular, con señales muy luminosas que se encenderàn segùn las cosas que ese ser decida, no decida, piense, no piense, quiera, no quiera.... Y entonces, esta "màquina" tambièn tomará forma dentro de una determinada "plàstica".
Los mùsculos, las articulaciones, la respiraciòn; seràn gestos, modos de caminar, modos de mirar, que permitiràn "leer" la alegrìa, el agobio, la debilidad, la fuerza.
La plàstica es el resultado de la suma de miles de cosas que van desde lo hereditario, lo cultural, lo emocional, lo orgánico, el ànimo, etc. hasta los vaivenes de la propia cotidianeidad.
Aquí podría entrar parte del propósito de nuestro trabajo: poder "entrarle" a esta plástica que se presenta como algo fijo, rígido, predestinado.
¿Cómo?
Lo que llamamos la gimnasia conciente, es esa entrada activa, despierta, en la que revisamos la propia mecanicidad.
Entramos y vemos que el cuerpo se mueve con un director principal que es la orden del sistema nervioso. Nos encontramos con que hay una fuerza que ya es dada que es la fuerza de todos los músculos antigravitatorios. Nadie necesita enseñarme a sostener la cabeza, pero . . . qué bueno sería que alguien me enseñe a relajar el cuello sin que eso signifique que se caiga mi cabeza!
Nadie necesita enseñarme a levantar mis brazos, pero . . . qué bueno sería que me enseñen a levantarlos sin que se encuentren los hombros pegados a las orejas cada vez que los levanto!
Nadie necesita enseñarme a caminar, sin embargo, podría aprender a caminar sólo con mis piernas, independientes de mis brazos, de mi diafragma, con la fuerza necesaria para dejar la huella en el suelo, sin impactar en mi cuello, sin hipotecar en ese andar, mi respirac
ión.
Cuando empiezo a pedirle al cuerpo, en forma conciente, empiezo a sacudir mi propia inercia, empiezo a "tocar" esa plástica rígida y puedo empezar a convertirla en mòvil.
Puedo empezar a ir y venir de la tensión, puedo construir la diferencia entre "tensión" y "relajaciòn".
Puede responder al pedido de movimiento algún mùsculo que yo decida que es el màs adecuado y no el que ya mecànicamente responde porque es màs facil, porque la fuerza ya le fue dada.
Como decimos en la clase:"que vaya el que yo quiero, no el que puede"
La gimnasia va a tratar de romper una organizaciòn que està dada por la ley del menor esfuerzo,que arma un cuerpo muy dividido de modo muy crònico en dos grandes grupos:
-Músculos hipertónicos, fuertes, activos.
-Músculos hipotónicos, débiles, pasivos.
¿Por suerte? hay un momento en donde esa administraciòn mecánica "chilla" y duele algo.
Y ahì está la puerta de entrada para deconstruir una cadena de tensiòn, que se armò desde muy chiquitos, "con la leche templada y en cada canciòn".